Lo que más recuerdo de un destino es la comida disfrutada en él,
y bien lo decía un artículo de Lonely Planet Magazine que si quieres conocer una cultura deberías comenzar por su comida; ya que ahí se encuentran grandes elementos de su historia, tradiciones, creencias, incluso mitos y leyendas.
Y bueno, al parecer me lo he tomado algo a pecho; ya que al llegar a una ciudad por conocer lo primero que deseo hacer es comer algo que no pueda encontrar en casa, con nombres confusos, impronunciables en algunas ocasiones e ingredientes ya sea rarísimos o empleados de maneras que en casa nunca vería.
En ésta ocasión escribiré sobre las delicias encontradas en el sur del Estado de Veracruz, en Coatzacoalcos
en un viaje relámpago (Un tentempié de Chiapas, Tabasco también); ya en otra oportunidad ahondaré sobre los deliciosos recuerdos que me traen otras ciudades.
Comenzando por
Yo misma habiendo nacido Veracruzana (por favooooor no me llamen jarocha, que soy del norte...) y actualmente viviendo en un puerto:Tengo cierta aversión por los mariscos y la comida del mar, (si ya sé me estoy perdiendo de mucho).
El chiste es que cuando adopto la "mentalidad de viajero" es entrar en modo " a probar todo lo raro, típico y de productos locales; y entonces dije - Qué más da! Denme el platillo que sea un hitazo!
Unos minutos después llegó a mi una humeante olla de barro, que parecía llevar toda la vida marina que tuvo el infortunio de pasar cerca de la dulce señora que los cocinó, con al menos tres tipos de camarones, medio pescado, trozos de pulpo y almejas, resultó una porción digan para 2, muy hambrientos, comensales; pero con eso de que dejar comida en el plato resulta una ofensa y la brisa del río en mi cara me recordaba que prisa era lo último que tenía me dispuse a degustar a tantos amigos de Bob Esponja como pude, viene la dulce cocinera de la que les hablé a verme con cara de preocupación ¿Cómo es que como tan lento y tan poco? y si es que era Turista Si me interesaba probar otras de sus ricas preparaciones.
Larga historia, hecha corta. Terminé con una olla de sopa de mariscos y tres platos de caldo de pescado, caldo de camarón y una sopa rara, espesa y amarilla con habaneros (les debo el nombre, tanta comida afectó mi memoria)
Así es como ésa noche rodé de regreso a la casa, dónde se sorprendieron mucho de porque no cenaba
Y con un -Qué poquito come ésta niña!!!, me retiré a dormir...
A la mañana siguiente llegó el momento que, como veracruzana, siempre espero cuando voy al sur del Estado: La Hora de las Picaditas y las Gordas de Manteca !
Cómo? No saben qué delicia es una picadita?
Pues son las primas jarochas de los muy populares Sopecitos, Chalupitas y Huaraches (Jajaja y si, a la comida se le habla con cariño en Veracruz, pq lleva quesito, frijolitos, salsita, ustedes entienden...)
Pero la verdadera estrella de la mañana, sin duda son las Gorditas de Manteca, fáciles de explicar en teoría, pero las palabras no les hacen justicia a éstas pequeñas delicias.
Si no las han probado, Imagínense una olla de manteca de cerdo en estado líquido e hirviendo en la cuál son cocinadas tortillas hasta inflarse cuál pez globo, al obtener un color dorado y una estructura firme son retiradas del calor, y rellenas de queso fresco, muy fresco. Existen tres variedades, todas igual de deliciosas, la tradicional de maíz blanco, de frijol y dulces. Y claro un desayuno no estaría completo sin una humeante taza de barro con café de olla con canela. A poco no suena maravilloso arrancar el día así?
Dediqué la tarde a vagar por el centro de la ciudad, a caminar por el malecón, admirar el espectáculo natural que ofrece la bocana al unirse las aguas del río Coatzacoalcos con el mar; y claro a hacer hambre!
Y para culminar el día la cena, mi anfitrionada sugirió la idea de comprar antojitos, alguien mencionó que vendían unas tlayudas riquísimas, está de más decir que me engancharon desde que escuché Tlayuda; uno de los recuerdos más ricos de Oaxaca: Dos tostadas de maíz del tamaño de un plato raso, rellenas de frijoles refritos, quesillo de Etla (Queso Oaxaca para mí) y carne de chinameca (Prima lejana de la carne enchilada de la huasteca, pero con un gusto a res más fuerte).
Y así culmina la primera entrega (espero de muchas) de la serie Antojos Viajeros!...
Porque nada más rico que probar una cultura a mordidas!
Este es una especie de diario personal, que busca enriquecerse con las aportaciones de uno que otro lector distraído que caiga acá; así que siéntanse libres de compartir! :D
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